Estoy de acuerdo con Petra e Iván en que, aparentemente, las actividades podrían estar pensadas para alumnos de un nivel de competencias superior (B1-B2, e incluso un C1-C2, o al menos podrían sacarle más provecho). Pero, por otra parte, creo que todas las actividades propuestas pueden ser adaptadas o desarrolladas en un nivel A1-A2, e incluso podrían ser más motivadoras para esta franja competencial porque los propios alumnos podrían ver cómo con pocos recursos pueden conseguir un resultado muy satisfactorio, especialmente comunicativo en situaciones reales.
Discrepo con Iván en que para escribir una receta hace falta un buen dominio del lenguaje. Si analizamos cómo están escritas, en su mayoría utilizan el verbo e infinitivo o en presente y como mucho en futuro simple. Los verbos que se utilizan suelen ser los mismos: echar, vertir, añadir, freir, asar, batir, mezclar, hornear...Todos ellos, así como el vocabulario correspondiente sobre alimentación, restaurantes o mercados... pueden ser presentados y trabajados previamente en clase. Y respecto a que no saben cocinar, yo he hecho galletas con niños menores de 5 años, por lo que el libro de recetas fácilmente podría convertirse en un libro de recetas de postres. Es más difícil que puedan resolver las situaciones propuestas en un restaurante, en un mercado o en una tienda. Tampoco veo muy factible que lleven a cabo la parte de conversación e incluso la de reflexión y comprensión de los textos ofrecidos en la entrevista por el doctor, ya que tienen un lenguaje más avanzado. También me resulta difícil el poema a una alimento, lo cual no quiere decir que no sea posible realizarla si existe motivación y se ofrece el estímulo adecuado.
Por lo tanto, aunque los ejercicios se pueden "adaptar" al nivel A1-A2, como mis compañeros, pienso que son más adecuados para niveles superiores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario