lunes, 22 de julio de 2013

Aportación de una compañera. AUTONOMÍA EN EL APRENDIZAJE Y ALUMNO AUTÓNOMO



Me parece muy interesante la aportación que ha hecho en el foro la compañera Aránzazu Fernádez Gonzáles sobre AUTONOMÍA EN EL APRENDIZAJE Y ALUMNO AUTÓNOMO

La autonomía en el aprendizaje, según la definición de E. Martín Peris, es “la capacidad que desarrolla el alumno para organizar su propio proceso de aprendizaje. A diferencia de la autonomía, de carácter espontáneo e inconsciente, que cada persona puede ejercer en la vida cotidiana, la autonomía en el aprendizaje es intencional, consciente, explícita y analítica”. Dicha autonomía empieza a desarrollarse cuando el alumno quiere hacerse cargo de su propio aprendizaje e implica procesos de reflexión por parte de dicho alumno que conllevan a adquirir la competencia de aprender a aprender y el aprendizaje para toda la vida. Como dice el biólogo y humanista chileno Humberto Maturana, “Formación es aquello que nos queda cuando ya todo se haya olvidado”.
Es cierto que, erróneamente, se entiende por alumno autónomo cuando éste estudia por su cuenta, de forma independiente y sin profesor, pero nada más lejos de la realidad. En mi opinión hay que entender esa autonomía en el aprendizaje como una actividad autorregulada, en la que el alumno debe hacer planes, coordinar recursos, conocer las demandas de la tarea y sus capacidades individuales para llevarlas a cabo, tener claros los objetivos a alcanzar y cuáles deben ser las estrategias adecuadas para conseguirlos. El profesor debe ser guía en ese proceso.
En una ocasión en la escuela de idiomas en la que estudié alemán (cursaba el nivel Intermedio II) la profesora se tuvo que ausentar dos meses y la Consejería de Educación, en vez de nombrar a un profesor sustituto, dejó a los alumnos sin docente. La decisión de la Escuela de Idiomas fue facilitarnos fotocopias con ejercicios para realizarlos en casa, sin prácticamente opciones para preguntar dudas y muchos alumnos notábamos que estábamos dando un paso atrás en el aprendizaje del idioma, hasta que unos cuantos decidimos crear un grupo para quedar para estudiar con el fin de intentar avanzar en el estudio de la lengua. Las intenciones y las ganas que todos pusimos por aprender eran buenas, pero nos faltaba la figura del orientador, en este caso del profesor (el titular o el sustituto, que nunca nombraron). Cuando regresó el profesor muchos estudiantes se sintieron perdidos y tuvieron que abandonar. Con esto quiere decir que si no estamos entrenados para desarrollar la autonomía en el aprendizaje difícilmente podremos conseguir nuevos objetivos en esa materia, máxime cuando no existe un profesor que nos oriente.

ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE
Enlazando con el epígrafe anterior, me gustaría apuntar que en el proceso de enseñanza aprendizaje de poco o nada sirven las mejores técnicas y estrategias cuando fallan los profesores. Me refiero a que antes de métodos, estrategias y procedimientos hacen falta docentes maduros y responsables con la tarea de enseñar un idioma extranjero o cualquier otra asignatura. Estas características no parece tenerlas el profesor del que nos habla Adoración en este foro. A mí desde luego, no me gustaría encontrarme con un profesor así ni actuar de ese modo cuando imparta clases de español a extranjeros.
La finalidad básica de las estrategias de aprendizaje es llevar al estudiante a obtener una autonomía o autorregulación del pensamiento a partir de la reflexión sobre los procedimientos implicados en la planificación y control de ese aprendizaje.
Enseñar es la mejor manera de aprender y lo importante es que la enseñanza sea eficiente, creativa y motivadora. Hay que enseñar al alumno a aprender de modo metacognitivo, es decir, sabiendo lo que tiene que hacer, sabiendo hacerlo y controlándolo mientras lo hace. Esta forma de aprendizaje implica que los estudiantes aprendan estrategias para mejorar su aprendizaje y lo gestionen de forma eficaz y autónoma, lo que significa que no solo aprenden cómo utilizar las técnicas útiles en la realización de cada tarea, diferenciándolas de otras menos útiles, sino que además aprenden a planificar, controlar y valorar su actuación a la vez que utilizan de forma reflexiva los procedimientos aprendidos.
El profesor debe ser el facilitador y mediador en el aprendizaje de dichas estrategias. Una estrategia de aprendizaje debería valorarse siempre en función de los objetivos del alumno, los cuales deben ser similares a los que propone el profesor, quien debe propiciar en el aula un clima de reflexión, de dudas, de conocimiento y discusión de cómo se podría aprender la materia.
En relación a los tipos de estrategias que hay que enseñar están las de atención, es decir, aquellas que ayudan a captar la información tanto en los textos orales como los escritos y las del profesor para facilitar la atención de los estudiantes. También se deben activar estrategias que ayuden a procesar la información, las que ayudan a aprender y aquí entran en juego los estilos de aprendizaje que debe potenciar cada alumno según sus necesidades. A lo mejor, un discente de lengua extranjera aprende mejor con un estilo visual, auditivo y cinestésico que otro que prefiera el individual, el social o el táctil.

AUTOEVALUACIÓN
Ningún profesor debe eludir la tarea de que los alumnos aprendan a valorarse a sí mismos de un modo realista y en ese sentido le debe prestar la ayuda necesaria a cada uno. Para ello, hay que establecer los criterios para conocer qué objetivos son los que deben mejorar las aptitudes de los alumnos para evaluarse a sí mimos, qué orientaciones puede ofrecer el profesor a los estudiantes sobre las características que deben tratar de evaluar y cómo organizar las condiciones de aprendizaje para que los alumnos consigan los objetivos de la autoevaluación.
No me había planteado realizar una evaluación, al margen de los exámenes para conseguir superar los niveles de los idiomas extranjeros que he estudiado y continúo estudiando, hasta que me convencí de que dicha evaluación se convierte en una herramienta de aprendizaje autónomo. En ningún momento los profesores nos han hablado de instrumentos como el diario del estudiante, la lista de control o la carpeta, dosier o portfolio (como el que estamos elaborando en este curso del Instituto Cervantes, Cómo se enseña y aprende una lengua extranjera).
La autoevaluación nos ayuda a aumentar el grado de confianza en nosotros mismos, conocer nuestras limitaciones, ser más abiertos al conocimiento significativo y conocer si somos competentes o no en una determinada materia. La famosa frase de Sócrates “Conócete a ti mismo”, cobra sentido en esta reflexión.

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